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Conocido mago, superhéroe español y además de violinista por vocación que además resulta ser el más feo del mundo. Nacido en Madrid se hizo famoso en la década de los ochenta en programas de TVE. Usa un lenguaje llano y está cerca de la masa popular, tanto que se piensa que vota al PP (¡¡¡¡ni de coña!!!!). Muy conocido por su chistera (de la cual no salen conejos), su melena entrerrizada, su violín invisible desafinado y su afición a jugar el cuarenta y recoge (el número varía según la baraja pero el juego siempre es el mismo).
Uno de sus trucos más sorprendentes fue como sigue. Después de salir de una función alguien le instó:
—Juan, enséñame un truco
a lo que él respondió:
—Lo único que vale es querer a la gente, lo demás, no importa un carajo
Juan Tamariz, originario del reinos de Taifas, en una pequeña población del centro de Al-Andalus llamada Al-Calhà, delante de una familia compuesta por un comerciante judío y su esposa masónica. La joven pareja al verlo, pensaron que era la reencarnación de un mini-troll por su aspecto grotesco y su melena gris y entrerrizada característica de dichas críaturas, pero tras consultar al alquimista local se convencieron que era sólo casualidad, ya que su piel era blanca y no el verde-amarronado-sucio característico de los trolls. Ambos decidieron criar a la criaturica y le pusieron de nombre Huan, pero creciendo el crío prefirió Juan, que sonaba mejor. Juan fue el mayor de 3,141526 hermanos pero debido a su condición alienígena, fue el más longevo de la familia.
Su verdadera vocación fue ser violinista, pero en aquella época el violín todavía no había sido inventado. Para pasar el tiempo mientras inventaban su instrumento favorito, estudió magia en una escuela alquimista de Toledo, donde aprendió las técnicas milenarias de ilusionismo capilar, para hacer que su cabellera siguiera dando tanto miedo incluso tras muchos años de aventuras. Como se aburría, decidió irse a buscar una taberna donde ganarse el pan hacendo sus truquitos.
Durante la reconquista, ayudó a su amigo el Cid Campeador a luchar contra los musulmanes tras la desafortunada muerte del caballero andante, gracias a una chapucilla suya y a un poco de su magia, haciendo creer que el Cid seguía vivito y coleando y por lo tanto era capaz de seguir repartiendo porrazos como antes.
A lo largo de los siglos que sucedieron a su amigo Cid se tuvo que inventar nuevas relaciones familiares para pasar desapercibido, sobre todo en la época de Torquemada and Ratzinger Z inc., especialistas en inquisiciones, que le hicieron la vida imposible. Es por ello que durante varios siglos estuvo desaparecido del mapa. En realidad volvió a su planeta natal para aprender las artes musicales y la virtuosidad del violín. Su maestro, Pepe Stradivarius, le regaló su última invención: El violín invisible. Desde ese día, Tamariz reapareció en la vida pública, combinando sus espectáculos de ilusionismo con conciertos virtuosos gracias a su nuevo instrumento musical.
En los años '60 conoció a un tal solysombra le presentó a su maestro David Copperfield. Juan Tamariz quedó impresionado ante tales superpoderes, y decidió dedicar una parte de su vida a la difusión de la doctrina chucknorrisiana.
En los años '70, empezó a aparecer por la televisión. Se hizo famoso en el programa cultural "Un, dos, tres", así como en diversos programas educativos. Poco a poco ha ido encontrando su lugar en el mundo, como profeta de desparpajo se acerca al pueblo llano difundiendo su filosofía y transmitiéndonos calma astral. Desde hace unos años anda desaparecido, y sólo se hace ver en contadas ocasiones, o en algunos bares de Madrid Capital.
Juan Tamariz es también conocido por sus gestas heróicas por los iniciados. Para el resto del mundo es un anciano cachondo, pero en realidad usa sus superpoderes para combatir el borreguismo crónico y la moda de la masa no pensante. Es por ello que su sutil filosofía no es comprendida por las masas, que lo encuentran vulgar y descarado. Sus últimas gestas han sido combatir la corrupción, pero viendo el percal ha decidido tomarse un descando y difundir su filosofía desde las bases: las tabernas madrileñas.
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